Naturaleza

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miércoles, 6 de abril de 2011

NO NOS ASOMBREMOS

Todos sabemos que los Partidos Políticos incluyen en sus listas electorales a los parlamentos, a personas afines a la Dirección de los mismos, siendo su  valía la segunda prioridad. Los elegidos son conscientes de su total obediencia a dicha Dirección, bajo la llamada disciplina de partido y bajo la amenaza de que, si no obedecen, no aparecerán en las próximas listas.  En el caso del Parlamento Europeo se añade el hecho de que, pese a que una Unión fuerte es lo mejor para los ciudadanos, no lo es para los Partidos, que en esa fortaleza ven su progresiva debilidad. Ante esto, las listas de los eurodiputados se han convertido en un reducto de personas de segundo nivel o como premio a su trabajo en la política nacional o como medio de quitar del escenario nacional a personas no deseadas. Ante esta realidad no nos debemos asombrar que dichos parlamentarios exhiban su insolaridad, como en el caso de los viajes de avión en primera clase.
Por otra parte asistimos a las previsiones económicas del Gobierno y a su compromiso de mejorarlas y a la consiguiente reacción de la oposición de decirle, váyanse y déjenos a nosotros que lo haremos mejor. Ambos nos mienten ya que la evolución de la economía depende más de la marcha de la economía global, en la que una Europa dividida no tiene ninguna fuerza, y del realismo de la Sociedad en cuanto a un consumo de acuerdo con sus posibilidades, que de las actuaciones de los políticos que sólo tienen en su mano la aplicación de los dineros públicos y que cuando se meten a regular, destrozan más que arreglan.
 Ante ambos problemas, sólo nos queda a los ciudadanos, trabajar para poder elegir directamente a los parlamentarios de todos nuestros parlamentos, de forma de conseguir un conjunto de políticos que aúnen esfuerzos para evolucionar nuestra normativa de forma eficaz, y por otra parte sacar las manos de los políticos de los dineros públicos, poniendo la Administración Pública en manos de profesionales de la misma, que los tenemos muy buenos, que trabajen con criterios profesionales y no políticos, bajo las directrices políticas de los parlamentos.

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